Incertidumbre es un concepto de moda. Incertidumbre es algo que estamos sintiendo en las últimas semanas. La incertidumbre es algo que cada uno creamos en relación con las circunstancias que vivimos.
No está en el mundo. No todas las personas experimentan incertidumbre ante las mismas circunstancias, ni todo el mundo experimenta igual esa sensación de incertidumbre.
No hay muchas diferencias entre el cerebro de la mayoría de las personas, pero sí en la manera en la que funcionamos mentalmente: por ejemplo, las casas de mi urbanización son similares pero cada uno crea un hogar diferente.
Cuando somos niños no experimentamos incertidumbre a pesar de que no disponemos de ningún conocimiento claro y seguro acerca del mundo. No disponemos de ninguna certeza.
Podría decir que una edad temprana la incertidumbre es nuestro contexto natural, pero es más descriptiva la idea de que tenemos imbricada una necesidad de explorar el mundo. Así generamos la experiencia necesaria para comprender cómo funcionan las cosas y cómo hacer que las cosas funcionen. Eso nos permite hacer con éxito lo necesario para cubrir nuestras necesidades.
Con la edad todo cambia. Erróneamente, aprendemos que equivocarse no es bueno, que dudar es sinónimo de estupidez…sentir incertidumbre empieza a convertirse para la mayoría en una sensación bastante incómoda, pero no tiene por qué…
La buena ciencia, la autentica, sabe abrazar con ánimo la incertidumbre porque es fundamental en el proceso de seguir construyendo conocimiento. Dudar de manera activa, sin precipitarse hacia conclusiones rápidas, mientras encuentran evidencias para construir conocimiento certero. Pero la buena ciencia sabe también que el conocimiento es siempre provisional y por ello dudar de forma efectiva resulta vital en el proceso científico.
Lo que ha sucedido durante las últimas semanas es como si a la mitad del partido nos hubieran cambiado las reglas del juego…incertidumbre es una respuesta normal en una situación como ésta.
Puedes sentir incertidumbre porque tu sentido de la realidad se ha desestabilizado, porque no sabes muy bien qué hacer, no sabes las consecuencias que esta crisis tendrá, no sabes lo que depara el futuro…no sabes y no saber es el caldo de cultivo de la incertidumbre…
El mundo seguirá cambiando y por tanto se hace vital que aprendamos, como los buenos científicos, a gestionar apropiadamente la incertidumbre. Estamos creando nuestra propia vida…
Mucha gente está inmersa en un proceso, loable, de reinvención profesional. Reinventar nuestra profesión es legítimo, pero desgraciadamente no escucho mucho acerca de reinventar nuestra vida…
En las últimas conversaciones, antes del confinamiento, algunas personas me manifestaban que quizás en todo esto había algo positivo. Algunas personas estaban descubriendo que su manera de ganarse la vida era realmente una forma de perderla. Que vivían como pollo sin cabeza, en la rueda del hámster…metáforas que resumen esa sensación de moverse mucho, sin ir a ninguna parte.
Quizás este es un momento de introspección, de una necesaria reflexión para reinventarnos globalmente. Un proceso de exploración profunda sin conclusiones precipitadas. Un proceso que necesita aprender a dudar de forma activa sobre nuestro conocimiento. Un proceso que necesita entender y gestionar apropiadamente la incertidumbre…
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