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¿Se están sobrevalorando las emociones?

26

ABR, 2017

Emociones, emociones, emociones… ¡uff! En la vida surgen desafíos, más vale que estés preparado para aprender de cualquier realidad que se te presente, te guste o no.

Las emociones se presentan como algo dominante en cualquier ámbito de nuestra vida.

La mayoría de las emociones van más allá del sentir. Hay mucho significado y eso involucra también al pensamiento. Sentir, pensar y hacer no pueden separarse. Lo emocional, racional y conductual van de la mano, si bien el énfasis en cada uno de ellos será diferente según el caso.

He leído muchas veces y por diferentes medios una entrevista en la que literalmente se asegura que: “la neurociencia demuestra que el elemento esencial en el aprendizaje es la emoción”.

Parece ser que la neurociencia se ha convertido en el “santo grial” del siglo XXI. Neuromarketing, neuroventa, neurocoaching, neuroeducación, neuroaprendizaje… todo lo que viene avalado por ese prefijo parece estar tocado por el dedo de la verdad.

Este no es un post en contra de nada ni de nadie sino una opinión sobre lo que acaba transmitiéndose en los medios y que tristemente muchas veces es lo que queda.

La entrevista, continúa: “la neurociencia cognitiva ya nos indica, a través del estudio de la actividad de las diferentes áreas del cerebro y sus funciones, que sólo puede ser aprendido aquello que te dice algo, aquello que te llama la atención y genera emoción, aquello que es diferente y sobresale de la monotonía” y pone “la alegría como base de la atención y el despertar de la curiosidad”.

No tengo ninguna duda de que el estado de ánimo influye en el aprendizaje, pero sí las tengo en el hecho de la aparente exclusividad del cerebro y sus áreas en la responsabilidad del aprendizaje.

Da la impresión de que es el mundo el que tiene la capacidad de decirte algo, llamarte la atención o emocionarte y tú sólo eres un objeto pasivo en el asunto.

«Entrenar tu capacidad de atender independientemente del contenido que te presente el mundo, es una habilidad a desarrollar mucho más útil de cara al aprendizaje que permanecer a la espera de que el mundo o el sistema educativo te brinde un contenido interesante».

Tanto atender como emocionarte son habilidades que se entrenan. Entrenar tu capacidad de atender independientemente del contenido que te presente el mundo, es una habilidad a desarrollar mucho más útil de cara al aprendizaje que permanecer a la espera de que el mundo o el sistema educativo te brinde un contenido interesante.

Lo mismo ocurre con las emociones. Sentir aprecio y agradecimiento por la posibilidad de tener un libro delante sería mucho más interesante que esperar que el contenido te emocione.

También oigo demasiado a menudo que para que los niños aprendan, hay que hacérselo divertido. Otra consecuencia de la sobrevaloración de las emociones, especialmente las  positivas. No discuto que sea bueno que se diviertan mientras aprenden, pero me gustaría enfatizar que aprender cosas en la vida a pesar de que no nos gusten me parece una habilidad vital fundamental.

Algo que puede estarse pasando por alto, es que los niños realizan una buena parte de los aprendizajes vitales fundamentales antes de acceder al sistema educativo. Esto no parece considerarse en ese tipo de estudios. Un bebé aprende a andar a pesar de las veces que se caiga. Aprende su idioma, a relacionarse, a dar sentido a las cosas…

Es lo que John McWhirter llama “aprendizaje autocreado”.

No creo que la emoción sea lo esencial en esa etapa y si lo es va en sentido contrario. Es la curiosidad del niño para explorar, la que le hace encontrar un mundo emocionante y no un mundo emocionante el que despierta su curiosidad.

En mi opinión además de contenidos interesantes habría que enseñar formas de autogestionarse para encontrar apropiadamente interesante cualquier contenido.

 

«Es la curiosidad del niño para explorar, la que le hace encontrar un mundo emocionante y no un mundo emocionante el que despierta su curiosidad».

Eso es algo con lo que el niño “viene de serie”. Es más adelante cuando les enseñamos a asociar diversión con aprendizaje.

Esa idea de sentirse bien a toda costa no es muy realista y puede pasar por alto la utilidad en el aprendizaje de muchos de los sentires incómodos pero apropiados. Lo que quiero destacar aquí es que tanto énfasis en las emociones puede distraernos de lo que verdaderamente importa.

Inspirado en metodología DBM® creada por John McWhirter.

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