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19

ABR, 2017

La sinrazón de querer tener razón. Porque tener razón forma parte de la raíz de casi todos los conflictos.

“Estos son mis principios. Si no le gustan…tengo otros”.

Comienzo con esta frase del célebre humorista Groucho Marx porque me parece que utilizar el humor para tratar el espinoso mundo de las ideas, puede facilitar la flexibilidad necesaria para poner opiniones contrapuestas encima de la misma mesa. No me negareis que la frase es todo un ejemplo del arte de la flexibilidad…

Este post surge de la necesidad de expresar una opinión cuando un día tras otro, los medios de comunicación nos transmiten la imagen de un mundo convulso.

Un mundo en conflicto aparentemente permanente, de seres humanos en continua disputa y confrontación por el hecho en esencia de tener ideas diferentes. Ideas religiosas diferentes, ideas políticas diferentes, ideas deportivas diferentes… todo un cúmulo de diferencias que nos hacen llevar la confrontación, en ocasiones, hasta el límite de llegar a matar a nuestro oponente por el único agravio de tener ideas distintas.

«¿qué es una idea, de qué están hechas, cuál es la naturaleza de eso por lo que estamos dispuestos a enfrentarnos a otros seres humanos hasta el punto del exterminio, si fuera necesario?»

La cuestión que me planteo es, si tanto valor tienen las ideas como para llegar a tales extremos. Nos hemos preguntado alguna vez ¿qué es una idea, de qué están hechas, cuál es la naturaleza de eso por lo que estamos dispuestos a enfrentarnos a otros seres humanos hasta el punto del exterminio, si fuera necesario?

Si consultas el diccionario de la R.A.E, son dos las acepciones del término que en mi opinión tienen relación con este tema:

– Concepto, opinión o juicio formado de una persona o cosa. “me he formado una idea del asunto”.

– Convicciones, creencias, opiniones. “es una persona de ideas avanzadas”.

Ambas definiciones tienen que ver con la comprensión que las personas tienen acerca de algún asunto. No es el objetivo de este post entrar en cómo las personas formamos nuestra comprensión de las cosas, lo que no se puede negar es que cada uno tenemos derecho a formarnos una comprensión particular de ellas, incluso aunque no sea acertada, sin que eso sea una razón para molestar al de al lado, a no ser que intencionadamente se estén utilizando con ese fin.

Si este fuera el caso no dejes de pensar que sólo son ideas, comprensiones de la otra persona. Intenta comprender cómo ha llegado a formarlas, puede que encuentres algún punto de cordura en ello y si no, siempre será más útil tratar de comprender que confrontar.

Si tuvieras acumulada toda la riqueza del mundo, o el poder y estuvieran tratando de arrebatártelo… pero aquí sólo está en juego tener o no razón.

Hay otra frase de la que desconozco la autoría: “si tienes que elegir entre tener razón y ser feliz, elige ser feliz”. En mi opinión pasa por alto un aprendizaje previo: aprende a ser feliz sin necesidad de tener razón.

Como comenté al principio, se trata de una opinión. Puede que no tenga razón, pero sabré vivir felizmente con ello…

«Aprende a ser feliz sin necesidad de tener razón».

Inspirado en metodología DBM® creada por John McWhirter.

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