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El ombligo de Dios

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ENE, 2017

Durante el Renacimiento, un arduo debate se instauró en el seno de la iglesia católica. Al ser descendientes directos de Dios y por tanto no nacidos por parto, no parecía muy oportuno que en las representaciones de Adán y Eva apareciese el ombligo.

Más allá de lo anecdótico que en la actualidad pueda parecernos esta discusión y de su resultado final, lo interesante es que es una fotografía extraordinaria del paradigma o marco mental dentro del que nos hemos movido en el mundo occidental, durante al menos los últimos dos mil años.

No es que nos hayamos considerado el ombligo del mundo, sino que además hemos tenido la osadía de considerarnos el mismísimo ombligo de Dios, el centro de todos sus esfuerzos, la culminación de su obra creativa al hacernos a su imagen y semejanza y por supuesto los únicos capaces de comprender sus designios y la magnitud de su obra.

Fotografías de sapiens y unsplash

Haber asumido esta idea como cierta, ha tenido a mi juicio una implicación de suma importancia, es la bipolaridad en la que nos movemos como especie.
Por un lado una arrogancia y una soberbia desmesurada no sólo ante otros individuos de nuestra especie, sino también hacia el resto de especies y la biosfera en general. Esto, nos convierte en extremadamente peligrosos para el resto de la vida en el planeta y en potencia la única especie capaz de autoaniquilarse.

Por otro lado un victimismo que me avergüenza y que nos hace correr como conejos ante la adversidad. Cuando las cosas se ponen muy difíciles, en lugar de reconocer nuestra participación en alguna medida en nuestra vida, culpamos a otros, a la mala suerte, al destino o a Dios. Lo mismo a la hora de buscar soluciones, nos arrugamos y lo dejamos al azar, en manos del destino… o rezamos para que algo o alguien más poderoso que nosotros nos saque del atolladero.

«Que sirva de guía al lector para iniciar un camino de autoconocimiento que le ayude a participar de manera activa y dinámica en la construcción de su destino. A organizar su vida por donde quiera que discurra en lugar de estar a merced de las circunstancias. Tener el control en lugar de ser víctimas.»

Lo que pretendo en esta sección, es estudiar nuestras habilidades cognitivas, conductuales y emocionales, eso que nos hace humanos, desde una perspectiva evolutiva. Darnos cuenta de que a lo largo de la historia estas habilidades han cambiado quizás nos permita la flexibilidad necesaria para seguir desarrollándolas en una dirección óptima.

Mis aspiraciones tienen que ver con autodesarrollo y poder personal. Que sirva de guía al lector para iniciar un camino de autoconocimiento que le ayude a participar de manera activa y dinámica en la construcción de su destino. A organizar su vida por donde quiera que discurra en lugar de estar a merced de las circunstancias. Tener el control en lugar de ser víctimas. Con todo esto está relacionado el propósito de este proyecto: contribuir a que las personas dispongan de un conocimiento vital más certero que les permita vivir en la realidad y no en sus fantasías o en las fantasías de otros y a partir de ahí desarrollar las habilidades necesarias para gestionarse óptimamente. Ser los artífices de su vida y su destino.

Si operamos desde ese marco mental nos daremos cuenta de que, sólo de nosotros depende crear el cielo o el infierno en la tierra y que por tanto no sólo la discusión sobre el ombligo de Dios sino su propia existencia incluso, es a efectos prácticos irrelevante.

Durante los últimos 13 años me he estado desarrollando y formando en diferentes áreas relacionadas con la mente y conducta humana. Ha sido con la metodología DBM® cuando sin duda he integrado los aprendizajes y habilidades vitales necesarias para convertirme en la mejor versión de mí mismo, mientras sigo evolucionando.

El eslogan que encabeza esta metodología es “siempre hay más” y es verdad, por mucho nivel de conocimiento y habilidad que quieras desarrollar, siempre hay más. Esta es una metodología única creada por el psicólogo escocés John McWhirter, te animo a que la explores. Todo lo concerniente al conocimiento humano que trataré en este proyecto más allá de lo puramente biológico, tiene su ADN en esta metodología. Los contenidos específicos y la manera de presentarlo son cosecha propia.

Inspirado en metodología DBM® creada por John McWhirter.

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