Los mundos de Yupi
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ENE, 2018
“Que seas tan feliz que no sepas si vives o sueñas”, leí recientemente en un escaparate. Para mucha gente es fácil que les agrade este tipo de contenidos, pero ¡a mí se me encienden todas las alarmas!
En algunos de mis post he resaltado los beneficios potenciales de las emociones incómodas. En este pretendo lo contrario, resaltar los potenciales inconvenientes de las emociones que nos agradan.
Mi sentido de las emociones efectivas es que han de estar basados en la realidad porque si no me parecen contraproducentes, independientemente de lo cómodas o incómodas que resulten.
Hay una cierta tiranía sobre la felicidad: como si debieras sentirte bien a toda costa y si no, no eres lo suficientemente guay.
Quizás por ello muchas personas buscan sentirse bien a pesar de la realidad y se creen sus propias fantasías. Algunas incluso recurren a las drogas, una forma de felicidad ilusoria y difícilmente sostenible.
Diferentes formas de relacionarnos con la felicidad son posibles: una tiene que ver con tratar de conseguirla, perseguirla incluso. Otra con que emerja en relación con lo que ya consigues. Particularmente prefiero vivir felizmente buscando a tener como fin la felicidad.
La felicidad debería emerger de una comprensión esencial de lo que es la vida, del agradecimiento y apreciación del mero hecho de vivir
y no algo que tengo que encontrar a toda costa o que alguien me tiene que proporcionar.
David Steindl-Rast es un monje benedictino formado en la tradición budista. En sus enseñanzas propone que para ser feliz el agradecimiento es fundamental. Comparto esa idea en su esencia y añadiría la apreciación.
Ser agradecido, sentir gratitud y apreciación es una posibilidad reservada para el ser humano. El resto de los animales, al igual que nosotros, pueden sentir placer o dolor. Agradecer el placer y más aún apreciar el dolor es algo exclusivamente nuestro.
Durante mis años de formación he aprendido a admirar y sentir como inspiración la vida de Milton Erickson. Psiquiatra y considerado uno de los mejores, creó una forma de practicar la hipnosis terapéutica que hoy es un referente.
A pesar de graves problemas de salud a lo largo de su vida o quizás gracias a ello, aprendió a valorar y apreciar el más mínimo detalle. Para él, la línea base para medir, el estándar, era estar vivo. Todo lo demás suponía un extra.
Es más difícil ser agradecido si diriges tu atención a lo que te falta en la vida, bien sea porque lo has perdido o porque aún no lo has conseguido. De esa medición es más probable que surja resentimiento, sobre todo si le das un significado negativo.
El resentimiento deja poco espacio para la felicidad. Siempre es posible ir a por más en la vida, es legítimo, pero también puedes hacer más con lo que ya tienes.
Algunas personas sólo se sienten vivas cuando todo va bien, cuando tienen éxito, cuando se sienten felices e importantes en la vida. Cuando se sienten conectados a algo…
Visiones sesgadas en el ámbito del desarrollo personal priorizan este tipo de consideraciones. Eso implica perderte una parte importante de la película.
La incomodidad, el sufrimiento, la tristeza, los momentos difíciles forman parte de la vida de la misma manera que la alegría, el placer y el éxito. Si están bien organizados pueden ser incluso de mucha ayuda.
No te dejes distraer por las escenas bonitas en la película de tu vida. Haz que todo cuente, porque vas a llorar, sufrir desengaños, tropezar y lastimarte, pero te levantarás, reirás, amarás y serás amad@, vivirás, pero…procura que tu vida se base en hechos reales. ¿Te atreves?…
Inspirado en metodología DBM® creada por John McWhirter.