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Si quieres un conflicto útil, es útil crear un conflicto.

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JUN, 2017

Javier habla de un conflicto con su expareja en relación a la educación de sus hijos. Marta dice estar viviendo un conflicto personal porque está ahorrando para cambiar su coche, pero le apetecen unas buenas vacaciones por Europa.

Estas son dos de los tipos de experiencia a la que la gente hace referencia cuando utiliza el término “conflicto”. Situaciones que implican algún tipo de confrontación entre individuos diferentes o coexistencia, para la misma persona, de intereses contrapuestos al mismo tiempo.

En ambos casos se trata de una situación de “ganar-perder”. En el caso de Marta, si opta por las vacaciones y gasta demasiado dinero, sus ahorros se resentirán y eso dificultará sus posibilidades de cambiar de coche. En el caso de Javier si su expareja sale ganando, él se siente perdedor. Sus hijos posiblemente pierdan en ambos casos porque cada uno parece ir a lo suyo.

Si a un perro le ofreces dos platos de comida, ningún conflicto a la vista, comerá todo lo que pueda del que más le guste y si le queda hueco empezará con el siguiente. Ningún sentido de pérdida.

Tampoco lo experimentan dos perros ante el mismo plato. Luchar, huir o “compartir” son las posibilidades.

El conflicto es una construcción puramente humana. Para que coexista la posibilidad de “ganar-perder” tiene que existir bien de manera consciente o inconsciente, un sentido del “todo” al que de alguna manera se quiere contribuir, una cuestión de compatibilidad.

Para Marta un gasto excesivo en las vacaciones es incompatible con la compra del coche que necesita y para Javier lo que propone su expareja es incompatible con lo que él cree que debería ser el modelo de educación de sus hijos.

Si este sentido de “todo” no está activo de alguna manera el conflicto como tal no existe, se trata de mera confrontación. Sería como hablar de conflicto entre gatos y ratones, cuando la realidad es que cada uno anda a lo suyo.

Veo adolescentes que tratan de salirse con la suya aprovechando que los progenitores tratan de preservar ese todo que es la familia y lo mismo observo en los conflictos de pareja.

En la mayoría de los casos no hacemos buen uso del conflicto, cuando podríamos usarlo como herramienta de desarrollo. Su propia existencia, nos alerta de un todo al que queremos contribuir de alguna forma.

Lo que suele ocurrir es que ese sentido de todo puede ser diferente a nivel consciente e inconsciente. A nivel consciente atiendes a un todo más acotado, como tú mismo o el momento actual, mientras inconscientemente opera un sentido de “todo más grande”, sea tu familia o tu vida en conjunto. Es esta contraposición de intereses a cada nivel la que genera esa sensación incómoda del conflicto por el posible “ganar-perder”. Si gana el individuo, pierde la pareja y viceversa.

Comprender esto y tenerlo activado, te permitirá atender y explorar cuál es el todo al que es apropiado contribuir. Podrás organizar las cosas y utilizar el conflicto para desarrollar ese todo.

Podrás construir una estructura tipo “ganar-ganar”, algo popular en contextos de negociación que suele acabar en “perder-perder” porque ambas partes tienen que ceder en sus posiciones.

Esto es válido tanto para los conflictos personales como para los interpersonales, familiares, territoriales, conflictos armados…

Ser conscientes y establecer ese sentido de todo dentro del cual las cosas deben ser compatibles, es el punto crucial de la creación del conflicto y un primer paso hacia convertirlo en algo útil.

Pero nadie te obliga a hacerlo…

Inspirado en metodología DBM® creada por John McWhirter.

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