Este post trata nuevamente de autoestima. Como mencioné en el anterior la autoestima es una autoevaluación, una medición que hacemos en cuanto a nuestros logros, nuestra vida afectiva o la consideración que tenemos en nuestro mundo.
El tamaño de nuestros logros, de nuestros grupos sociales o la manera en que, el tamaño de nuestras posesiones nos colocan en nuestro entorno social se convierte así en una de nuestras maneras de autoevaluarnos y en una forma de tiranía encubierta.
A veces vivimos de cara a la galería y las redes sociales han exaltado esto aún más: damos visibilidad a viajes fantásticos, amaneceres espectaculares, buscamos miles “likes”, recomendaciones o seguidores que te conviertan en “influencer” para los demás descuidando la influencia que tenemos en nuestra propia vida.
Hasta la más hermosa catedral está construida con pequeños bloques…no es hermosa por su gran tamaño sino por cómo esos bloques se han dispuesto para configurar el todo que es. No se trata de llevar la atención a una cosa u otra sino de tener una visión más completa de la realidad que las englobe a ambas.
Los niños hasta determinada edad son capaces de maravillarse con lo minúsculo.
Recuerdo mi infancia, cuando cualquier regalo era especial. La realidad era lo suficientemente atractiva como para disfrutar de ella y podías crear el mundo que quisieras con un poco de imaginación… conquistar el espacio, convertirte en un superhéroe con poco más que un trapo y un cartón…
Actualmente muchos niños no disfrutan de sus regalos, sino que los valoran por la cantidad o por su tamaño…nuevamente les estamos enseñando a pasar por alto lo excepcional de lo cotidiano, a no valorar y apreciar lo que tienen y a angustiarse por lo que les falta.
Veo adolescentes haciendo poses imposibles para una foto que colgaran en su red social y no aprenden a construir su auténtico valor: que son personas valiosas por el simple hecho de ser y no por lo que los demás dicen que eres, por el número de “likes” o por el tamaño de tu red…
Más adelante será el tamaño de tus logros o tu posición social y mientras tanto se te escapa el vivir, el día a día, lo cotidiano…y empieza la tiranía del tamaño, cuanto más grande o cuanto más…mejor.
Si comprendes esto, integrándolo, sintiéndolo, viviéndolo…estarás en mejor posición para vivir óptimamente tu vida…
No tienes que ser necesariamente autocomplaciente. Puedes y debes tener aspiraciones de evolución en un mundo cambiante, pero nos han vendido la idea de una felicidad futura, que está por llegar y que depende en gran medida de nuestros logros… Una forma encubierta de esclavitud porque mientras llega se nos escapa vivir…
Haz de lo cotidiano algo excepcional y VIVE porque el tamaño verdaderamente importa, pero desde lo minúsculo…
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