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El fracaso útil.

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ENE, 2017

Fallos a nivel de conducta deberían suponer éxitos en términos de aprendizaje. Esto es algo que cada vez está más presente en contextos de management y empresa, apreciar el enorme valor del fracaso en su camino hacia el éxito.

Piénsalo un momento, si haces algo y consigues lo que querías, no hay problema. Pero si haces y no consigues, lejos de ser un problema, eso idealmente debería retroalimentar tu comprensión del asunto para actualizarla y poder actuar atinadamente en el futuro.

Te propongo un ejercicio de imaginación:
Como si de un documental se tratase, imagina un antílope perseguido por un guepardo. Apenas un minuto en un sprint trepidante… Por el enorme gasto de energía que implica, no suele durar más. En esta ocasión el lance falla y tanto el antílope como el guepardo siguen a lo suyo, el antílope sigue pastando y para el guepardo la consecuencia es pasar hambre.

Ahora te pediría un esfuerzo extra de imaginación:
Piensa en ese guepardo después de fallar, cabizbajo por la sabana, mirando a un lado y a otro sintiéndose observado, diciéndose “soy un fracasado, en adelante tendré que cuidar más este tipo de acciones, si se entera de esto el león seré el hazme reír de la sabana…”

«Fracaso es una construcción puramente humana en términos de significado».

Quizás esto te parezca ridículo y es lo que pretendo al utilizar esta perspectiva animalista.

Para el guepardo fallar implica que en ese momento no va a comer, ni más ni menos. Para el antílope pasó y punto.

Lo que me interesa en esta ocasión es la perspectiva del guepardo porque resalta que esa idea de fracaso es una construcción puramente humana en términos de significado. Sensorialmente no existe, lo que existe son las consecuencias de haber fallado.

Imagina ahora un bebé que ha pasado la fase de reptar y gatear y está en sus primeros intentos de levantarse. De repente cae al suelo… Ahí lo tienes sentado en un rincón pensando: “esto es un rollo, hasta que no sepa andar correctamente ni lo vuelvo a intentar”.

¿Ridículo verdad? Sabemos que fallar forma parte del proceso de mejorar y que si no lo intentas y fallas una y otra vez, difícilmente llegarás a ser hábil.

De hecho para el niño, que no tiene una comprensión de lo que es fracasar, caerse al intentar levantarse es un éxito frente a gatear y gatear es un éxito frente a arrastrarse. Mejor dicho, ni siquiera es un éxito, porque para el bebé andar no es un fin en sí mismo sino lo que tiene que hacer para cubrir otras necesidades.

Saber qué hacer y cómo hacerlo dependerá de tu conocimiento, de tu comprensión profunda de cómo funciona el mundo, cómo funcionan las cosas y cómo hacerlas funcionar.

«Fallar forma parte del proceso de mejorar y que si no lo intentas y fallas una y otra vez, difícilmente llegarás a ser hábil».

En los animales esta comprensión viene organizada evolutivamente en forma de lo que llamamos instintos, es decir, conductas adaptativas que no necesitan aprender porque han triunfado en la generación anterior.

Para los humanos no es así. Esta comprensión de cómo funciona el mundo (saber que cosas van a suceder) y cómo hacerlo funcionar (hacer que sucedan cosas) es en gran medida aprendida y es ahí donde reside la utilidad del fracaso. No es necesario buscar el fracaso para aprender, pero si sucede aprovéchalo.

Si lo piensas, es así como se organiza nuestro aprendizaje en la infancia. Sin embargo, con el tiempo, en la educación formal que algunos llaman educastración, prima el resultado frente al proceso y es a partir de ahí cuando parecer el más tonto de la sabana nos empieza a preocupar demasiado lo cual acaba socavando nuestras ganas de aprender.

Pero nadie te obliga a seguir ese camino…­

Inspirado en metodología DBM® creada por John McWhirter.

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