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Creencias limitantes: el elefante que no supo dudar.

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MAR, 2017

Utiliza tus creencias como punto de partida para tu autoconocimiento.

Generalmente cuando utilizamos la palabra creencias, nos estamos refiriendo a nuestra comprensión acerca de algo, bien sea el mundo, los demás o nosotros mismos.

Con frecuencia se utiliza la idea de creencias limitantes y con esto tiene que ver el propósito de este post. Explorar de una manera juguetona si tus creencias  pueden limitarte.

Una de las imágenes más asociada a esa idea de creencias limitantes es la del elefante encadenado del cuento de Jorge Bucay. Ya sabes, un elefante enorme que a través de una cadena permanece encadenado a una minúscula estaca. La idea es que el elefante permanece amarrado porque desde su infancia aprendió que no podía zafarse de su atadura y  posteriormente jamás se lo cuestionó. La moraleja es que a muchas personas nos sucede lo mismo. Que permanecemos aferrados a nuestras viejas ataduras porque no las cuestionamos. 

En D.B.M.®, disponemos de distinciones precisas en cuanto a diferentes tipos de comprensión acerca de las cosas. Utilizamos los términos creencia, convicción y saber.

Las dos últimas tienen en común que no admiten medias tintas. O sabes algo o no lo sabes y lo mismo ocurre con las convicciones. La diferencia es que el saber se basa en evidencia y las convicciones por el contrario no.

Las creencias sin embargo pueden ser más o menos fuertes. Admiten esa escala de grises porque para que sea una creencia como tal, lleva aparejada duda. Cuanto mayor es la duda, más débil la creencia. Son dos caras de una misma moneda.

«Es mejor utilizar tu comprensión de algo como punto de partida que como punto final».

Ese es el valor de la duda en todo el proceso de construcción del conocimiento humano. Sólo a base de dudar, nuestras convicciones pueden avanzar hacia saber con evidencia. 

Si humanizo al elefante de Bucay, lo que le mantenía atado no era la creencia de que no se podía soltar. Sabía que no se podía soltar o estaba convencido de ello. Cuando el conocimiento opera de esta forma la duda no es necesaria. Por eso no te cuestionas que mañana amanecerá.

Si operaba como una creencia el elefante usaba la duda para minar su autoconfianza en lugar de para mejorar su comprensión de sí mismo, de no ser así lo habría intentado.

Podemos decir que su problema es más lo que no sabía, que lo que sabía. No sabía que el mundo cambia con lo cual nuestra comprensión debería actualizarse. No sabía que es mejor utilizar tu comprensión de algo como punto de partida que como punto final.

Si piensas que no vales para hablar en público o para cualquier otra cosa y te quedas con ello como algo definitivo en lugar de como punto de partida de tu autoexploración, acabas paralizándote.

Usa la duda de manera útil para comprobar si ese conocimiento es certero o no. Las evidencias deberían ser una buena pista.

Si al final concluyes que ciertamente no vales, tampoco te detengas. Ahora te conoces mejor y eso no ha matado a nadie.

Si realmente te interesa avanzar en ese asunto, pregúntate qué estás haciendo, que convendría dejar de hacer y qué sería conveniente hacer para adquirir la destreza necesaria. Qué actitud, conocimientos, habilidades, recursos y oportunidades es necesario crear para poder conseguirlo.

«Si te permites dudar de forma útil quizás puedas notar que tus creencias no pueden limitarte ya que las estacas que te mantienen anclado no son tan profundas».

Inspirado en metodología DBM® creada por John McWhirter.

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